La salud mental es una parte fundamental de nuestro bienestar, que influye en cómo nos sentimos, pensamos y actuamos. Sin embargo, muchas veces no le damos la importancia que se merece, y sufrimos en silencio problemas como el estrés, la ansiedad, la depresión o los traumas. Estos problemas pueden afectar negativamente a nuestra autoestima, nuestras relaciones, nuestro rendimiento y nuestra calidad de vida.
Por eso, es necesario concienciar sobre la importancia de cuidar la salud mental, y romper el estigma que rodea a las personas que sufren algún problema psicológico. Todos pasamos tiempos más complicados en la vida y pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía y responsabilidad. Además, existen profesionales cualificados que pueden ofrecer un tratamiento adecuado y personalizado para cada caso.
A continuación, te voy a hablar de algunos aspectos clave que debes tener en cuenta para cuidar tu salud mental y apoyar a las personas que lo necesiten.
Concienciación
e
importancia
de una buena
salud mental
La salud mental es un tema que nos afecta a todos, directa o indirectamente. Todos podemos tener un problema de salud mental en algún momento de nuestra vida, o conocer a alguien que lo tenga. Y todos podemos hacer algo para mejorar nuestra salud mental y la de los demás.
Las terapias de tercera generación, son aquellas que se basan en el cambio de la relación con los pensamientos y las emociones, en lugar de intentar eliminarlos o controlarlos. Estas terapias incluyen el mindfulness, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia dialéctica conductual o la terapia cognitiva basada en la compasión.
También estoy formada en EMDR, una técnica que utiliza la estimulación bilateral del cerebro para procesar los recuerdos traumáticos y reducir su impacto emocional. Asimismo, ofrezco terapia de pareja para ayudar a resolver los conflictos y mejorar la comunicación y el vínculo afectivo entre los miembros de la relación. Y por supuesto, trabajo la mejora de la autoestima, que es la base de una buena salud mental.
Mi consulta está ubicada en Madrid, pero también ofrezco servicio de videconsulta para aquellas personas que prefieran o necesiten hacer las sesiones online. Si necesitas saber más sobre los horarios y servicios psicológicos que te ofrezco pulsa en este enlace o háblame por Whatsapp
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Muchas personas sienten vergüenza o miedo a la hora de reconocer que tienen un problema de salud mental y buscar ayuda profesional. Esto se debe a los prejuicios y estereotipos que existen sobre las personas con trastornos psicológicos, que las etiquetan como débiles, locas o peligrosas.
Sin embargo, esto no es cierto. La salud mental es como la salud física: todos podemos tener algún problema en algún momento de nuestra vida, y no por ello somos menos válidos o dignos. Al contrario, pedir ayuda es un acto de coraje y madurez, que demuestra que queremos mejorar nuestra situación y tomar las riendas de nuestra vida.
Además, pedir ayuda no significa depender de nadie ni perder nuestra autonomía. Los profesionales de la salud mental no estamos aquí para juzgar ni para decirte lo que tienes que hacer. Nuestro objetivo es acompañarte en tu proceso de cambio, ofreciéndote herramientas y recursos para que puedas afrontar tus dificultades y alcanzar tus metas.
Por eso, si sientes que necesitas ayuda, no dudes en contactar conmigo o con otro profesional de tu confianza. Estoy segura de que juntos podremos encontrar una solución a tu problema.
Nuestro cerebro es el órgano más complejo e importante de nuestro cuerpo. Es el responsable de todas las funciones vitales, como respirar, latir el corazón o regular la temperatura corporal. Pero también es el encargado de procesar la información que recibimos del exterior y del interior, generar nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras conductas.
Por eso, cuidar nuestro cerebro es fundamental para tener una buena salud mental. Y para ello, debemos nutrirlo adecuadamente, tanto a nivel físico como a nivel psicológico.
A nivel psicológico, podemos nutrir nuestro cerebro estimulándolo con actividades que nos gusten y nos desafíen, como:
Leer libros, revistas o artículos de nuestro interés. La lectura mejora la atención, la concentración, la comprensión, el vocabulario y la imaginación.
Aprender cosas nuevas, como un idioma, un instrumento musical o una habilidad. El aprendizaje aumenta la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro de adaptarse y crear nuevas conexiones entre las neuronas.
Hacer pasatiempos, juegos o rompecabezas. Estas actividades mejoran la lógica, el razonamiento, la memoria y la resolución de problemas.
Ser creativos, expresarnos artísticamente o hacer manualidades. La creatividad estimula el hemisferio derecho del cerebro, que se encarga de las funciones visuales, espaciales y emocionales.
Meditar, relajarnos o practicar mindfulness. Estas técnicas reducen el estrés, la ansiedad y la depresión, mejoran el estado de ánimo y la autoconciencia, y aumentan la capacidad de atención y concentración.
A nivel físico, podemos nutrir nuestro cerebro siguiendo unos hábitos saludables, como:
Dormir lo suficiente y de forma regular. El sueño es esencial para que el cerebro se recupere y se consolide la memoria y el aprendizaje.
Alimentarnos de forma equilibrada y variada. El cerebro necesita nutrientes como el omega-3, las vitaminas, los minerales o los antioxidantes para funcionar correctamente y prevenir el deterioro cognitivo.
Hacer ejercicio físico moderado y adaptado a nuestras capacidades. El ejercicio mejora la circulación sanguínea y el oxígeno al cerebro, favorece la liberación de endorfinas y otras sustancias que mejoran el ánimo y la autoestima, y previene enfermedades como la obesidad, la diabetes o la hipertensión, que pueden afectar al cerebro.
Evitar el consumo de sustancias tóxicas, como el alcohol, el tabaco o las drogas. Estas sustancias alteran el funcionamiento normal del cerebro, dañan las neuronas y los neurotransmisores, y pueden provocar dependencia, adicción y otros problemas de salud mental.
Como ves, hay muchas formas de nutrir nuestro cerebro y mantenerlo sano y activo. Te animo a que pruebes algunas de estas actividades y compruebes sus beneficios por ti mismo.
Uno de los errores más comunes que cometemos cuando tenemos un problema de salud mental es compararnos con los demás. Pensamos que nuestra situación es peor que la de los demás, que no somos capaces de superarla o que no merecemos ser felices.
Sin embargo, estas comparaciones son injustas e inútiles. Cada persona es única e irrepetible, y cada problema tiene sus propias características y circunstancias. No hay dos personas que sufran exactamente lo mismo ni que reaccionen de la misma forma.
Por eso, no tiene sentido compararnos con los demás ni juzgarnos por lo que sentimos o hacemos. Lo único que conseguimos con esto es aumentar nuestra frustración, nuestra culpa y nuestra baja autoestima.
Lo que debemos hacer es aceptar nuestra realidad tal como es, sin negarla ni minimizarla. Reconocer nuestro dolor y nuestras emociones sin avergonzarnos ni reprimirlas. Y buscar nuestro propio camino hacia la sanación sin presionarnos ni exigirnos más de lo que podemos dar.
Cada persona tiene su propio ritmo y su propia forma de sanar. No hay una fórmula mágica ni una solución única para todos los problemas. Lo importante es ser conscientes de nuestras necesidades, nuestros recursos y nuestros objetivos. Y contar con el apoyo profesional adecuado para guiarnos en el proceso.
Recuerda que tu valor no depende de lo que te pasa ni de lo que haces. Eres una persona valiosa por el simple hecho de existir. Y mereces ser feliz por tu propia cuenta.
A veces, nos dejamos llevar por las apariencias y pensamos que sabemos cómo se siente o qué piensa otra persona. Sin embargo, esto puede ser un error, ya que no podemos conocer la realidad interna de nadie, ni lo que ha vivido o está viviendo.
Muchas personas que sufren algún problema de salud mental lo ocultan tras una sonrisa o una actitud positiva. Lo hacen por miedo al rechazo, a la incomprensión o al estigma. O porque no quieren molestar a los demás con sus problemas. O porque creen que no tienen derecho a quejarse o a sentirse mal.
Pero esto no significa que no estén sufriendo o que no necesiten ayuda. Al contrario, puede ser una señal de que están pasando por un momento difícil y que no saben cómo afrontarlo o con quién compartirlo.
Por eso, es importante no juzgar a los demás por lo que vemos o lo que creemos saber. No sabemos lo que hay detrás de una sonrisa, ni lo que puede estar pasando por la mente o el corazón de alguien. No sabemos si esa persona está luchando contra sus propios demonios, si ha sufrido algún trauma o si se siente sola o incomprendida.
Lo que sí podemos hacer es mostrar empatía, respeto y compasión hacia los demás. Intentar ponernos en su lugar y entender lo que sienten o piensan. Ofrecerles nuestro apoyo y nuestra escucha si lo necesitan o lo piden. Y animarles a buscar ayuda profesional si vemos que su problema les supera o les impide llevar una vida normal.
Recuerda que todos somos humanos y que todos podemos tener problemas de salud mental en algún momento de nuestra vida. No somos mejores ni peores por ello, sino simplemente diferentes. Y todos merecemos ser tratados con dignidad y consideración.
Otro error frecuente que cometemos cuando tenemos un problema de salud mental es pensar que somos una carga para los demás. Pensamos que nuestros problemas son insignificantes o irrelevantes, que nadie nos va a entender o a ayudar, o que vamos a molestar o a aburrir a los demás con nuestras historias.
Sin embargo, esto no es verdad. Nuestros problemas son importantes y merecen ser atendidos y resueltos. No estamos solos ni somos los únicos que sufrimos. Hay muchas personas que se preocupan por nosotros y que estarían dispuestas a escucharnos y a apoyarnos si se lo pidiéramos.
Por eso, no debemos callarnos ni aislarnos cuando tenemos un problema de salud mental. Hablar es una forma de liberarnos de la carga emocional que llevamos dentro, de expresar nuestros sentimientos y pensamientos, de buscar consejo o consuelo, y de sentirnos acompañados y comprendidos.
Además, hablar puede ser el primer paso para buscar ayuda profesional, que es la forma más efectiva y segura de tratar los problemas de salud mental. Los profesionales de la salud mental podemos ofrecerte un espacio seguro y confidencial donde puedas contar tu problema sin miedo ni vergüenza, donde puedas encontrar las causas y las soluciones a tu situación, y donde puedas aprender estrategias y habilidades para mejorar tu bienestar.
Por eso, si necesitas ayuda, no dudes en hablar con alguien de confianza: un familiar, un amigo, un compañero, un profesor… O conmigo recuerda que soy una profesional de la salud mental que te puede ayudar. No eres una carga para nadie, sino una persona valiosa y querida.
Para terminar esta entrada de blog, me gustaría pedirte un favor: comparte esta información con tus contactos en las redes sociales, en tu blog o en tu página web. Así podrás contribuir a concienciar sobre la importancia de la salud mental y a romper el estigma que rodea a las personas que sufren algún problema psicológico.
Por eso, es necesario que hablemos de la salud mental con naturalidad y sin tabúes. Que nos informemos y nos formemos sobre los diferentes trastornos psicológicos y sus tratamientos. Que nos cuidemos y nos respetemos a nosotros mismos y a los demás. Y que busquemos y ofrezcamos ayuda cuando sea necesario.
Solo así podremos crear una sociedad más sana, más feliz y más solidaria.
Gracias por leer y por compartir esta información. Espero que te haya resultado útil e interesante. Y si tienes alguna duda, consulta o sugerencia, no dudes en contactar conmigo pulsando el botón de Whatsapp.
Pilar Sánchez Psicóloga
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